Llevo años experimentando con mi perro. A los dos días de nacer le corté el rabo, porque quedan más bonitos. Con quince días le sajé los espolones traseros, que son apéndices inservibles. Al mes y medio, le corté las orejas como al Dr. Spok, porque quedan más bonitos. Cuando cumplió un año, comencé a arrancarle el pelo con los dedos, para que esté más bonito. Félix Ares de Blas, Ponga un pez fluorescente en su pecera: “Todo parece un juego, pero no lo es. Lo que querían hacer los investigadores es un detector vivo de polución en aguas dulces, como por ejemplo en una piscifactoría. Como la fluorescencia se ve en los alevines, hacerlos fluorescentes era una tarea interesante. Por ejemplo, el crecimiento se ve afectado por la contaminación de las aguas ,por lo que los peces fluorescentes pueden ser un chivato de la contaminación. Su idea era tan sencilla como hacer que un pez gris y plateado cambiase de color y se hiciera fluorescente en presencia de contaminantes.” De ahí a tenerlos en la pecera de nuestras casas sólo hay un paso: el de la estupidez humana. Mi perro bien, gracias.