Parece que España va perdiendo fuelle en Europa. Un trance peligroso que a la larga nos puede costar muy caro.
Enrique Curiel: “La influencia de las posiciones de Washington, a través de Aznar, Blair y Berlusconi, ha logrado introducir una cuña en el corazón de la UE, y, en consecuencia, se puede producir un desplazamiento del centro de gravedad de las decisiones políticas comunitarias. París y Berlín no están dispuestos a perder influencia y pueden avanzar en su coordinación política y económica. España, que apoyó la política de Bush, se ve progresivamente aislada y pagaremos una factura muy cara perdiendo peso e influencia en la redacción definitiva de la Constitución y en el reparto del poder interno. La sorpresa o el enfado de Ana Palacio en la reunión de Nápoles es irrelevante y ni siquiera «el amigo italiano» se apresta a defender nuestros intereses. José María Aznar ha comprometido el interés de España. La verdad es que estamos a punto de disfrutar de la eterna soledad en el seno de la UE.”
Una Europa, dos velocidades.