Yo todavía no sé cómo usarlo; dudo en la lectura de las cifras y no tengo soltura a la hora de dibujar el símbolo: €. Pero quizás lo peor sea la pérdida de la riqueza lingüística que habíamos alcanzado con la peseta: duro, pela, verdes…
José Antonio Millán presenta un estudio completo sobre los primeros pasos lingüísticos de la nueva moneda en el que ya se apuntan nuevas formas jergales para aludir al euro y se hace resalta la importancia del argot: “El peligro de desaparición de los términos que se venían utilizando provoca que se hagan explicitas ciertas valoraciones sobre la lengua que dormían en la conciencia de los hablantes. La más importante es que el argot se concibe como una riqueza. Es quizás la primera vez que he visto reflexiones públicas en este sentido (que por cierto aparecieron también para el francés [Henley, 2001]). El intento de no perderla tiene dos caras : la primera es conservar (o adaptar) el argot de la situación anterior ; la segunda es crear nuevo.”
Euro: el aerolito lingüístico [*pdf].