El coche es una de esas armas letales que nadie pone en tela de juicio; quizás debiéramos ser invadidos por los buenos del mundo unidos para erradicar esas armas de destrucción masiva; en este caso no les sería difícil encontrarlas. Y su destrucción no se limita a la muerte y amputación de personas y bichos —por personas— sino a los residuos que genera una vez que se le acaba la capacidad de hacer daño al hombre y a los animales.
David Iwasaki se alegra de que el Gobierno haya tomado cartas en el asunto y haya regulado los cementerios de coches para que sus piezas no contaminen y sean tratadas ecológicamente: “El reciclaje tendría que venirnos ya como instinto de supervivencia en los genes para poder obtener el permiso de nacer en esta sociedad productora de desperdicios. Pero bien está que, cuando aún no hemos desarrollado esa cultura ecológica, sea el Estado quien regule cómo han de tratarse los residuos de este estilo de vida motorizado desde que a Henry Ford le dio por poner la tecnología «al alcance de todos».”
Coches viejos.
2003-11-28 18:57 Todo esto, ¿va en serio? ¿o hay que leerlo en clave de ironía postmoderna? Uno empieza leyéndolo y refutando fácilmente en su cabeza los disparates que encierran las primeras palabras, esperando que sean sólo un ingenioso contraste a los que se va a exponer. Así, la redundancia de que el coche es un “arma letal” no deja otra respuesta que la obvia: cualquier cosa, desde una quijada de burro a una grúa, es un arma letal si se usa para dañar a alguien, pero no lo son
el coche tampococomo parte de su naturaleza. Lo del reciclaje (¡qué cansina, qué perezosa esa solución universal de “el gobierno debería…”! ¿Nadie comprende que el oficio del gobierno no es resolver problemas, sino crearlos, que sin problemas serían innecesarios?), si se le llama reutilización, es lógica económica y no requiere de gobierno alguno que la fuerce, y si es del otro tipo, del que se ejerce sobre nuestras sufridas basuras, es poco menos que una costosa broma demagógica de la que están de vuelta los países pioneros (Suecia, v.gr.)