Acaba de destaparse un fraude a pequeños accionistas en Estados Unidos en los Fondos de Inversión. A mí me suena a chino mandarín, así que si quieren enterarse de los entresijos léanse el artículo de
Paul Krugman,
Trampas en los fondos de inversión, pero lo que me interesa son las implicaciones gubernamentales del fraude: ” ¡Ah! Y acerca de ese corrupto procurador estatal: el año pasado, por un momento, pareció que los escándalos corporativos y los obvios esfuerzos de la administración y algunos miembros del Congreso, para impedir cualquier investigación profunda sobre los ejecutivos malhechores se convertirían en un asunto político importante. Pero la amenaza fue astutamente esquivada; unos cuantos delincuentes corporativos fueron exhibidos públicamente, para crear la apariencia de que las cosas estaban cambiando; un nuevo presidente de la SEC sustituyó al pésimo Harvey Pitt, y luego nos dijeron que dejáramos de preocuparnos por las irregularidades corporativas y que nos enfocáramos en la amenaza inminente que representaban las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
Ahora, la historia se está repitiendo.”