Crónica del estallido de la guerra de las Malvinas visto desde el exilio español: “Al fin, acordamos un texto breve, apenas más grande que una mariposa, de condena a la aventura que pretendía salvar del naufragio a la dictadura en decadencia. La más que previsible derrota argentina, decía el volante, tendría como contracara el fortalecimiento del conservadurismo inglés, de una Margaret Thatcher que había llenado su otra isla de desocupados y hooligans sedientos de cerveza y de grescas. Se trataba de una pelea de bandidos, escribimos, que no valía la vida de un solo conscripto”.
La sangre no lava la sangre, por Susana Viau.