La llegada de Uribe al gobierno colombiano trajo esperanzas para muchos; poco a poco sus métodos comenzaron a sembrar dudas. Ahora está inmerso en una crisis interna, abandonado por varios de sus ministros y ayudantes.
Alfredo Molano Bravo transcribe la carta que le envía desde Medellín una amiga y que describe un estado policial severo, duro, terrible: “La gente ha aprendido a esconderse, a callar, a huir, a bajar la voz, a hablar entre dientes y, sobre todo, a no provocar a estas nuevas fuerzas del orden. La gente se ha acostumbrado a la represión y alguna hasta lo celebra como el logro de la seguridad democrática. En unas semanas, quizás yo también me acostumbre a la arbitrariedad. Entonces, nada me importará saber que se pagan matones, para que los matones no nos hagan nada. En unas semanas quizás ya no sienta el pavor de sentirme tan bien
cuidada.”
Del poblado al despoblado.