Si mal no recuerdo, en el Siglo de Oro había cinco insultos que obligaban al duelo. Eran: cabrón, asesino, ladrón, mentiroso e hijo de puta. Las llamaban palabras mayores. Hoy en día se usan, pero nadie tiene que buscar padrinos. Algunos sectores de la prensa utilizan equivalentes actuales para atacar a sus enemigos políticos, y puede que las palabras varíen, pero el tono y la intención, no. Eso es lo que ocurre ahora con el aniversario del desastre. Decir que
Nunca Mais no es más que un movimiento de oportunismo político son palabras mayores. Lo primero que demuestra es que en ningún momento se comprende el dolor de muchos gallegos al ver sus costas cubiertas de petróleo; y lo segundo, que importa más lo político que la vida. Un ejemplo:
Catástrofes ecologistas.