Jorge Wagensberg es científico empeñado en acercarnos la ciencia a los neófitos, algo imprescindible cuando en nuestro sistema educativo las materias están tan alejadas entre sí; en El principio de la mediocridad [*pdf] nos explica en qué consiste esta teoría que, además de un montón de curiosas predicciones, es en sí mismo un rebajador de soberbias: “La mente, cualquier mente, tiende a situarse a sí misma en el centro del espacio y del tiempo. El principio de mediocridad nos invita a romper este prejuicio. La hipótesis equivale a reconocer que no existen observadores de privilegio. En consecuencia, y en ausencia de ulterior información, la mente pensante tampoco es el centro de nada. O sea, cuando observamos un suceso coetáneo, nuestra posición no tiene nada de especial dentro del intervalo que media entre su principio y su final. Calculamos.”