Si insisto con el tema es por lo que tiene de revelador de la realidad española. Por lo pronto, se pueden afirmar dos cosas: que la nueva aristocracia es la televisión (
Gistaín dixit) y que vivimos inmersos en un Estado-propaganda. Amaremos a Leticia como amamos el cola-cao o las muñecas Famosa. Quizás, a partir de ahora la princesa Ruiz luzca en sus trajes una pegatina con la leyenda ¡anunciado en televisión!.
Jesús Cacho, sin entusiasmarse, ve motivos de esperanzas en esta boda para una regeneración democrática. Yo no lo entiendo.
El cuento de la cenicienta y el futuro de una monarquía cuya suerte está ligada a la democratización del sistema.
2003-11-03 18:08 Yo tampoco lo entiendo. ¿No debería pasar esa regeneración por medidas democráticas antes que por remiendos o decisiones de quien ha sido impuesto por leyes basadas en la tradición? Discutir la vida privada del Jefe de Estado no trasciende más allá del hecho simbólico. En la práctica, seguiremos igual, aunque algo más empachados de publicidad rosa. Saludos.