Bárbara Jácobs ha hecho algo que no se suele hacer en el mundillo de las letras: ha admitido que no había leído un libro, en este caso Gargantúa y Pantagruel, de Rabelais. Y ahora que lo ha leído está feliz y nos lo cuenta. Alguien puede decir ¿y qué? Pero es tan difícil que un escritor admita que no ha leído cierto clásico, que hay que aplaudir. Es como ir al circo. “Lo que quiero decir es que me dio tanto gusto leer un libro tan entretenido, culto y divertido como éste, que quería gritar mi orgullo por la calle y brincar como si la lectura me hubiera infundido energía, libertad, ilusiones y hasta expectativas. ¿Cómo habría podido dedicar las horas que me pidió Rabelais para leer su libro si hubiera tenido que asistir a la entrega de una condecoración, por ejemplo, y desvelarme en ésas y amanecer inútil?”
¡Oh, botella!