Alberto Piris escribe sobre la diferencia cada vez más sutil que existe entre la industria del armamento y la industria del entretenimiento. “Un vehículo radiodirigido —“Dragon Runner”— que puede hacer las delicias de cualquier joven, o de su padre, se utiliza, en versión más refinada, por la Infantería de Marina para penetrar en edificios y reconocer su interior antes de atacarlos. Un departamento universitario de investigación y los Laboratorios Navales han colaborado estrechamente en este proyecto. Podría ser el ejemplo más notorio de producto del complejo industrial-militar-lúdico.”
Juegos y guerra.