Rodrigo Fresán habla de la guerra, de los libros y de la sinrazón: “La otra guerra —tal vez la verdadera guerra— es esa que se libra en ominosos ambientes políglotas donde se discuten resoluciones, enmiendas, agregados varios y donde se dibujan los nuevos mapas y se reparte el botín de guerra y se adjudican las recompensas de posguerra. A veces paran para cagar. Ahí están ahora sin ponerse de acuerdo porque no hay nada más difícil que ponerse de acuerdo en algo que no tiene sentido alguno. Y si no pregúntenle su opinión a esos soldaditos de carne que un día se llenan de plomo porque ya no aguantan la idea de atender este juego donde ellos son apenas fichas en el teatro de operaciones de una obra que ya dura demasiados actos y a la que le han cambiado el final.”
Plomo de soldaditos.