Daniel Della Costa escribe una columna que se llama Circo Criollo, y en ella describe las peripecias de la vida argentina con ironía que a veces se vuelve sarcasmo. Yo diría que es el sarcasmo que hace falta para ir a votar. En su último artículo habla de la deuda argentina y de cómo ese país perdonó parte de la deuda a Cuba para que otros tomaran ejemplo, porque al parecer hay amenazas de embargo por todas partes. “Pero la persecución desatada por los acreedores no concluye allí: pretenden que altos funcionarios nativos se presenten a declarar en tribunales de Nueva York; también se habla de embargar los salarios del cuerpo diplomático, por lo que sólo faltaría que también quisieran meter mano en las cuentas que los argentinos tienen por allí. Lo que implicaría darle un sonoro bofetón al
fair play, ya que hay dos cosas que son sagradas: la vieja y la guita depositada afuera. Además, el peligro también se cierne sobre los dólares que un clarividente y exitoso ex gobernador de una provincia patagónica colocó
off shore. Lo que ya sería
too much.”
El genial gambito cubano.