“La piedra angular de la globalización económica es una vieja máxima liberal: el libre comercio incrementa la competitividad y la productividad de todos los países que abren sus economías y los conduce a la senda de la prosperidad compartida. En realidad, los datos dicen que las cosas no son tan claras”.
Manuel Castells utiliza como ejemplo de que “el África subsahariana es una economía más abierta que la de los países de la OCDE” según el peso de su sector exterior en el producto bruto. ¿Incoherente? no, más bien ejemplificador de esta
Globalización asimétrica que es “restringida a lo que conviene e interesa a las empresas y gobiernos de los países económica y militarmente dominantes”.
Mónica García Quesada alude a esta cuestión al analizar lo ocurrido en la última reunión de la OMC.
Cancún: el doble rasero.