Encuentro en un
buen atículo de
Otis B. Driftwood una referencia a otro de
Soledad Galán que se situa en el extremo contrario al de profumadores, más o menos un
¿fumadores? no gracias. Yo estoy más cerca del camino de en medio de Otis, pero no hay duda que Galán también tiene sus razones: “Los fumadores olvidan, sin embargo, que quienes de verdad hemos estado discriminados durante años
y aun hoy somos los no fumadores. Y ello se lo debemos en parte a esos Estados Unidos
de los que ahora los fumadores reniegan porque allí no se permita ya fumar en ningún lugar público, pues lo cierto es que sin su machacona apología de las ventajas del cigarrillo no habría sido lo que fue y es, por ejemplo, la novela negra, el realismo sucio, su dramaturgia y, por supuesto, su cine.”
Humos y amos.