El abuso fue la tónica dominante de las reuniones de la OMC en Cancún y la negativa a firmar acuerdos la única defensa de los países no dominantes.
Mónica García Quesada: “La estrategia de EEUU y la UE de no ceder ante las exigencias sobre el fin de las ayudas a la exportación de productos agrícolas y su insistencia para ampliar las negociaciones a los temas de Singapur, crearon diferencias irreconciliables entre los países del G-23 y los EEUU y la UE, que finalmente abocaron al fracaso de las negociaciones. Así, Cancún ha mostrado dos cosas: por un lado, hasta qué punto los países desarrollados están lejos de cumplir con el mandato de Doha de poner el desarrollo de los países del Sur en el centro de sus acuerdos de política comercial internacional. Por otro lado, se ha mostrado la existencia de una nueva coalición de los países en desarrollo que ha funcionado con robustez y cohesión. El G-23 ha demostrado que la fuerza de los países en desarrollo reside en la capacidad de mantener unidas sus demandas.”
Cancún: el doble rasero.