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Libros electrónicos, no gracias

El libro electrónico —el que llegará, no los intentos actuales— es el sueño de todo lector: la hiperbiblioteca, el universo de Borges. ¿Ventajas? Pues leer con diccionarios y enciclopedias incorporados al libro, saltar a otros libros desde ese, copiar párrafos, hacer anotaciones que automáticamente pasarán al ordenador… y todo en el mismo soporte. Guillermo Rodríguez no es está de acuerdo: “Por más que trato de descubrir ventajas a los e-books sólo encuentro dos: son muy útiles para buscar un párrafo, la frase de un determinado personaje o una sentencia que se quiera memorizar. Esa y su escaso precio, derivado de la ausencia de costes de distribución e imprenta. Poco más.”. Libros electrónicos, no gracias.
Marcos Taracido | 08/10/2003 | Artículos | Mundo del Libro

Comentarios

  1. Alber
    2003-10-08 12:43 Creo que el autor no sabe muy bien de qué habla. Realmente, lo que hemos visto hasta hoy son intentos poco afortunados de sacar adelante algo que aún no está listo. El verdadero e-book vendrá de la mano de la tinta electrónica y de tecnologías similares. El libro, como objeto, es un artefacto evolutivo. En consecuencia, resultan tristes estas nostálgicas llamadas a una especie de resistencia antitecnológica.
  2. Salvador Ruiz Fargueta
    2003-10-08 15:30 Estoy a favor de las nuevas tecnologías y de internet, pero pienso que el libro tradicional es insustituible. Cuando estemos inundados de e-books, alguien descubrirá un buen librode papel, imborrable y de rápido acceso aleatorio, y se maravillará.
  3. JR
    2003-10-08 17:14 El libro electrónico sirve para, por ejemplo, hacerse de un ejemplar de La luna es una cruel amante, de Heinlein, en el idioma original; en este mismo formato se pueden encontrar en los más diversos foros y canales guías técnicas de todas clases imposibles de encontrar en tiendas; por no hablar de la disponibilidad casi absoluta de cualquier obra literaria medio importante que se halle descatalogada o en vías de serlo. El libro electrónico es una herramienta insustituible de propagación de la cultura, del saber, gracias a la versatilidad, ligereza y prestación inigualable a ser copiado-compartido que su formato digital brinda. Y por cierto: ¿hasta cuándo querrán contraponer la suerte del libro impreso con la del electrónico? Aquél, mientras siga existiendo papel sobre la faz de la tierra, será el medio más cómodo de lectura que conozca el hombre. Un invento adaptado a fuerza de siglos de evolución no puede desaparecer tan fácilmente en aras de la modernez, que no modernindad. Saludos.
  4. JR
    2003-10-08 17:18 “modernidad”, quise decir. :D
  5. Marcos
    2003-10-08 17:41 A ver. Por un lado no creo que se pueda tildar a Guillermo Rodríguez de antitécnológico; simplemente cree que la tecnología actual para el libro en papel es superior a la electrónica. Y sobre esta superioridad… creo que hoy poy hoy es patente, pero las ventajas que ya se apuntan en el libro electrónico son tan revolucionarias y necesarias que no queda más que esperar a que se vaya perfeccionando el sistema. No olvidemos nunca que antes de la aparición del libro como hoy lo conocemos vivió centenas de años en otros formatos que siempre supusieron un avance respecto a la tecnología anterior. Creo que no hay absolutamente ningún motivo para pensar que el libro ha tocado techo en cuanto a formato se refiere con la tecnología del papel. Saludos.
  6. El Contradictor
    2003-10-08 22:06 Yo creo que la primera reflexión que falta es: ¿qué significa, en qué consiste realmente la lectura como acto? Una vez contestada esta pregunta podremos empezar a considerar si las supuestas ventajas de los e-book y de la lectura electrónica son tales o si se trata más bien de pequeños abismos evolutivos en la transformación tecnológica e inevitable de la especie humana. Pero no, no es cierto, no hemos contestado a la primera reflexión; nos hacemos, entonces, la segunda: ¿qué será de nosotros (o, al menos, de nuestros hijos) una vez transformados en avezados tecno-lectores del futuro? ¿Mejoraremos en algo? Porque la evolución del libro (desde la tablilla de arcilla, pasando por los rollos de la ley o el codex medieval) hasta su formato actual, ha visto evolucionar conjuntamente a una especie, la humana, que se caracteriza principalmente por haber llegado a estas alturas bastante desmejorada. Si ahora, a pesar del actual formato-libro, apenas si alcanzamos a rozar un ligero momento interesante, ¿nos mejorará en algo un sistema de comunicación denunciado puntualmente por presentarse como ‘más rápido que el pensamiento’? Los hay que piensan que la electrónica nos ha dado una forma de lectura que es casi contraria a la lectura misma. No sé, yo no llego a tanto; pero no me veo leyendo ciertos libros de papel, que ahora me acompañan en deliciosas noches de insomnio, en formato electrónico.
  7. Marcos
    2003-10-08 22:27 Interesante, Contradictor, pero… Lo primero que es planteable es si realmente hemos desmejorado o no desde la época de las tablillas. Yo no lo sé, pero habría que tener en cuenta más que otra cosa el nivel de vida, el índice de felicidad. En cuanto a si nos hará o no mejores la tecnología… es pregunta inútil: no va a desaparecer y sí va a seguir avanzando, así que lo que tendremos que intentar es que el avance sea útil e inteligente: hay decenas de cachivaches supertecnológicos que se quedan en el camino de la moda y no vuelven a aparecer, pero hay otros que quedan. La internet llegó para quedarse. La lectura también. Lo lógico es aprovechar ambos inventos para avanzar. Imagina, por ejemplo, que el libro electrónico del que estamos hablando tiene el tamaño y la apariencia de un libro de bolsillo, de Alianza, por ejemplo; imagina que, además de pasar las hojas como ahora, puedes poner el dedo en cualquier palabra y se despliega un menú que te invita a conocer su significado o su traducción a cualquier idioma conocido o el número de veces que el autor del libro utilizó en su obra esa palabra, o cómo y dónde la utilizó cualquier otro autor que tú escribas en el menú con un pequeño lápiz… o que te aburras de ese texto y, sin cambiar de soporte porque estás en medio del monte, bajo un manzano, escoges entre, digamos, la oferta de la Bibliteca Nacional Británica o española o argentina un libro que te apetezca. ¿Seguirías sin utilizar ese libro electrónico? Saludos.
  8. Otis B. Driftwood
    2003-10-09 01:37 Depende de lo cómodo que resulte el soporte ;) Yo creo que es lo fundamental: Incluso libros en papel dejé de leer cuando me los llevaba a la playa porque tenían las páginas tan blancas que el sol se reflejaba en ellas de manera que te hacía llorar. Si el libro electrónico consigue venir en un soporte fácilmente transportable, de precio asequible y cómodo de leer (por cómodo entiendo que para empezar no maree y sea fácil de “pasar las hojas”; hablo metafóricamente, claro), se hará tremendamente popular apenas se le haga una publicidad adecuada. Se ve un pequeño ejemplo en la película “Minority Report”, donde una persona lee un periódico electrónico que se actualiza en tiempo real. Yo creo que un formato sólo puede superar a otro de dos maneras: una, que el consumidor decida que es así (por ejemplo, la supremacía del VHS frente a sistemas mucho mejores). Dos, que no te den alternativa (la sustitución de un día para otro de los discos de vinilo por CDs, merced a las compañías discográficas). Pero la introducción del libro electrónico, de contenido fácilmente intercambiable y al alcance de todos, me plantea una duda “bradburydiana”: ¿no es mucho más susceptible esa información, llámese noticias o novelas, de ser manipulada, modificada o simplemente falsificada? Y otra más: ¿se convertirá la cultura literaria en algo de usar y tirar, al estilo de los cuentos de Gigi en “Momo”, tal y como está ocurriendo o eso parece con la información que se lee por Internet? No creo que pase tanto tiempo hasta que empecemos a planteárnoslo…
  9. El Contradictor
    2003-10-09 02:29 Verás, Marcos, no se trata de que, llegado el momento, me niegue a utilizar ese supuesto libro electrónico por razones de nostalgia pre-tecnológica (que también) sino más bien por una cuestión de tipo fisiológico. Yo soy de los que, por comodidad necesaria, me imprimo los artículos de prensa para su posterior lectura y degustación en privado, una vez localizados y seleccionados en la pantalla de mi ordenador y transformados en común papel de toda la vida. Es decir, puedo leer directamente de la pantalla breves artículos, titulares (cómo llamáis a esto que hacemos aquí en Libro de Notas, ¿Post?), pequeños comentarios o como quiera que se denominen en el argot internauta. Pero soy incapaz de disfrutar de un libro de poemas, de un ensayo voluminoso, ni tan siquiera de un cuento breve en versión electrónica, en eso que algunos denominan lectura de superficie y que transforma el viejo habito de la lectura en ‘lectura’ casi instantánea. Me canso, no consigo concentrarme; vuelvo a cansarme y lo intento de nuevo para llegar siempre a la misma conclusión: no me estoy enterando de nada y necesito cambiar de superficie (de la pantalla al papel) para poder continuar con mi lectura. Pero sé muy bien que yo soy tan solo un viejo dinosaurio en extinción y que los e-book están esperando a la vuelta de la esquina con su inquietante equipaje de preguntas todavía sin respuesta. Y que, paradójicamente, la crítica a la TECNOLOGÍA lleva implícita, como en mi caso, la utilización de las nuevas tecnologías: si renegara por completo de éstas no podría disfrutar de Libro de Notas y, lo que es mucho más importante, del extraño calor tecnológico de vuestra compañía. Me citas de pasada, amigo Marcos, en relación con el tema tecnológico, cuestiones como el nivel de vida o el índice de felicidad y, si bien entrar en el terreno de la FELICIDAD es entrar en arenas movedizas, me gustaría señalar una anécdota que, exenta de toda fiabilidad científica, no deja de resultar aleccionadora. Si hacemos caso al reciente estudio de World Values Survey para la revista británica ‘New Scientist’, resulta que los tipos más felices del planeta tierra son los habitantes de NIGERIA, un país que, o mucho me equivoco, o poco tiene que ver con los usos tecnológicos comunes a los ciudadanos del Imperio y satélites aliados. Es decir, TECNOLOGÍA y FELICIDAD no son sinónimos, de la misma manera que el citado informe señala que ‘el deseo de lograr bienes materiales es un represor de la felicidad’. O sea: que la mayoría de lo acumulado por nosotros en honor y gloria de la sociedad tecnológica no presupone que mañana amaneceremos con una sonrisa en los labios. Más bien que habremos acumulado más poder, pero sin aclarar en ningún momento las consecuencias, terribles o benefactoras, de tan temible descubrimiento. Un abrazo sincero
  10. Otis B. Driftwood
    2003-10-09 02:42
    Es decir, TECNOLOGÍA y FELICIDAD no son sinónimos, de la misma manera que el citado informe señala que ‘el deseo de lograr bienes materiales es un represor de la felicidad’.
    De hecho, es algo que Philip K. Dick ya anticipaba en muchos de sus relatos. Teniendo en cuenta cuándo murió, no puede decirse que errara el tiro, ¿verdad? :) La tecnología es como todo lo que resulta innovador: te puede facilitar la vida, o puede hacerte esclavo de ella. O las dos cosas, que es lo más inquietante.
  11. Marcos
    2003-10-09 11:44 Contradictor: en realidad aquí en el Libro les llamamos anotaciones, que creo que es el término más correcto para traducir “post”. Y en cuanto a la felicidad de los nigerianos… claro que la tecnología no trae la felicidad (verdad, Otis), pero lo que digo es que como no vamos a impedir (si quisiésemos) que exista la tecnología y que se avance en ese campo, pues intentemos que se avance bien. Y yo tampoco soy capaz de leer más que breves fragmentos en pantalla… por eso hablaba en mi alucinación de libros electrónicos cuyo formato respeta el de los libros de papel: papel electrónico que puede pasarse, tinta especial que no se diferencia a la vista de la tradicional, yo qué sé qué veremos… Saludos.
  12. Alber
    2003-10-09 13:25 Hombre, la tecnología no da la felicidad, pero la atrae muchísimo. Afirmar lo contrario es una insensatez. Por no alejarnos del asunto de los libros, hoy en día el trabajo de una editorial es inmensamente más sencillo que hace cincuenta años precisamente gracias a la tecnología. Quien haya tenido ocasión de trabajar en la producción de un libro (impreso) sabrá que todo el proceso se realiza a través de medios digitales. Hasta el clásico fotolito está pasando a la historia. En consecuencia, tecnología sí y cuanta más mejor (vale, las armas termonucleares de destrucción global pueden quedarse fuera de esta afirmación). No seremos, de forma automática, más felices, pero sí contaremos con más posibilidades de serlo.
  13. Marcos Taracido
    2003-10-09 13:34 Alber: Cuando hablamos de felicidad y tecnología lo hacemos desde un punto de vista histórico. Está claro que yo soy más feliz con mi ordenador actual que con el primer Pc que tuve, y lo estaré mucho más si me regalan la Tungsten :-). Pero, ¿somos más felicies ahora con toda esta tecnología de lo que lo eran los fenicios? Yo no lo sé, pero dudo que yo sea más feliz delante de mi ordenador y con mi coche y mi nevera, etc, que un integrante de una tribu perdida en medio del amazonas. Nos referimos, creo, a ese tipo de felicidad. Saludos.
  14. Alber
    2003-10-09 14:23 Un ejemplo chorra: vengo del dentista y, gracias a toda la tecnología disponible, me han salvado una muela y, más importante aún, me han curado la infección que ésta estaba produciendo. No soy más feliz que antes, pero mis posibilidades de serlo permanecen intactas. Si le pasa esto al indio del Amazonas, pues se le amarga la vida para siempre. Sus posibilidades de ser feliz quedan reducidas a prácticamente cero. Y ejemplos idiotas como éste los podemos poner a cientos y, probablemente, nunca sabremos si somos o no más felices que los fenicios. Pero sí creo firmemente que nosotros tenemos más posibilidades de serlo. Aunque luego la vida sea un asco, pero ése ya es otro tema ;-)
  15. ergaster
    2003-10-09 22:56 la literatura y la música son las menos afectas a su soporte: se generan casi plenamente en la cabeza del consumidor. por eso son las más ‘afectadas’ por los cambios tecnológicos y las menos influidas por los cambios en la ‘bondad’ de su soporte. y, por una vez, no hablo de piratería. cuevas, tablillas, tipos y rotativas, cada cambio ha supuesto un mayor acceso a la creación y al consumo de literatura. también mayor diversidad: una garantía contra la intolerancia intelectual. los medios digitales puede que sean más manipulables, pero lo cierto es que he leído cada libro de historia y cada periódico que… vaya, acrobacias. eso no cambiará. antes lo hacían la iglesia y los estados. en internet lo harán además los ciudadanos. ¿será esto una ventaja o el comienzo de un registro electrónico que alguna vez, en el futuro, se convertirá en un pasado de locos?, quien sabe. el libro electrónico permitirá publicar a quienes hasta ahora están al margen de los ‘doctos’: esto es una ventaja democrática; todo el mundo con acceso a la red podrá publicar una novela: no existirán los filtros de ‘calidad’ que, en literatura, suele imponer la industria. creo que, dentro de poco, los aficionados seremos grandes lectores de primeros párrafos de historias, adictos al delete. en este sentido, como ya pasa en algunas bitácoras, la credibilidad de algunos ‘ojeadores’ electrónicos filtrará contenidos y generará tendencias: críticos-promotores en lugar de empresarios-editores. no sé si el uso de tanta tecnología nos hará más o menos felices. sí nos hará más acomodados. pero, igual que pasa ahora con los incunables o las enciclopedias ilustradas, algunos seguiremos pasando las tardes posibles vagando por las que ya serán viejas librerías, sin IP ni VISA, acariciando entonces ediciones de Austral o Círculo Ibérico, tuteándonos con los pececillos de plata (Lepisma saccharina) y buscando la felicidad en los mapas que llevan a los muslos de la sharonestón que, a pesar de los ebook y los reader, seguirán estando entonces igual de lejos que ahora.

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