“Ser
niño en Latinoamérica no es cosa fácil. La realidad es dura. Más de 17 millones de pequeños comienzan el día sin nada en el estómago y salen a las calles a ganarse el pan. En lugar de jugar y estudiar, deben trabajarar”.
Mariana Martínez denuncia en este artículo la explotación del trabajo infantil relacionado con el aumento de la pobreza y la mayor precariedad laboral como herencia de las últimas crisis económicas. La creciente desigualdad social entre países desarrollados y países en vías de desarrollo se traduce precisamente en la
Infancia sin juego.