Jamás dedicaría yo un segundo de mi tiempo a asunto tan estúpido como el de la poesía de Bush si no fuese porque lejos de ser estúpido es un perfecto reflejo de cómo está el patio: se carece del más mínimo rubor; todo vale. Recuerdo ahora el catalán íntimo de Aznar. Una de dos: o los consejeros de Bush son retrasados mentales o creen que los estadounidenses —y por extensión el mundo— son retrasados mentales.
Jorge Berlanga: “La travesura sentimental del gerifalte escondiendo ripios debajo de la almohada trata de hacérnoslo parecer humano, aunque su hondura lírica esté más próxima a la versificación de retrete cuartelero que a exploración emocional del lenguaje. No importa, porque para su señora el jefe está a la altura de Whitman o Dickinson, «¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres, Bush», capaz de crear brillantes metáforas al compararla con un bulto en la cama, mostrando su fragilidad al deprimirse cuando la besa un encantador francés o luciendo su habilidad para hacer rimar barreras y portaviones.”
Poesía Bush.