El
corazón, la prensa rosa llega ya hasta los telediarios; no se trata tan sólo de que este tipo de temas inunden la programación; es que ahora todo se presenta con ese formato: ligero, intrascendente, sentimentalmente pornográfico. Es un juego: yo miento o me desnudo para que me paguen por mostrar; ellos pagan por alguien que miente o se desnuda, sabiéndolo; y nosotros vemos conscientes de la existencia de las otras dos partes; y no apartamos la mirada.
Antonio Cambronero analiza el fenómeno y se preocupa por qué se les está trasmitiendo a los jóvenes: “Sin embargo, la oferta obedece, sin duda, a intereses de mercado, como apuntaremos en el siguiente apartado. Nuestra sociedad es exhibicionista y tiene miedo a permanecer en el anonimato [5]. Esa sociedad, globalizada y sumida en pleno desarrollo tecnológico, no es capaz de prometer alternativas a nuestros jóvenes. Sin embargo, el coste, si no lo evitamos, será enorme, si no se les ofrece otro valor que el ganar mucho dinero.”
La gran mentira.