Eitel H. Lauría: “Según J. A. Shumpeter, uno de los más brillantes economistas del siglo XX, el crecimiento económico de los países capitalistas está asociado con un proceso de “destrucción creativa” de la tecnología vigente y con su consecuente reemplazo por una nueva tecnología. En otros términos, el motor del crecimiento económico es la innovación tecnológica.
Con posterioridad, el economista e ingeniero M. E. Porter, de la Harvard Business School, condujo durante cuatro años un estudio en diez países, algunos con economías avanzadas y otros de economías emergentes, cuyas conclusiones confirmaron las ideas de Schumpeter. La prosperidad nacional se crea, no se hereda, fue la conclusión sintética de Porter. Por lo tanto, aquellos países capaces de generar e impulsar, por lo menos en algunas de sus actividades productivas, la innovación tecnológica obtendrán “ventajas competitivas” en el comercio internacional. Son esas ventajas las que cuentan en el mundo moderno, y relegan a un segundo plano las clásicas “ventajas comparativas” derivadas de la mera posesión de recursos naturales.”
Puentes entre investigación y producción