Mònica Ramoneda escribe sobre el olvido, de cómo a la historia se le borran terrenos de destrucción y odio, y de cómo esos olvidos son un insulto y una invitación al bucle. Y todo respecto de Guatemala y el asalto al poder democrático del otrora asesino Ríos Montt: ” Una estrategia cruelmente preparada, ampliamente ensayada, consigue que ahora, ahora que todavía llegaría a tiempo el cambio, nadie hable de un país ante la responsabilidad de una importante elección. La pálida democracia tras la que se han escondido los dirigentes de Guatemala
con la ayuda interesada de Estados Unidos y sus aliados se somete, en noviembre, a examen. Y un examen, si no se prepara, no se aprueba. A la democracia no la dejan estudiar: unos
los ansiosos de poder hacen callar a los pocos que osan hablar; otros
los que quieren un dictador afín en Guatemala dictan parar las incursiones al pasado para no revelar la piedra con la que no se debe volver a tropezar; muchos más obedecen las normas sin rechistar, y otros tantos ignoran el deber de investigar simplemente por pereza. Entre todos: el olvido.”
Así murieron miles de conciencias Guatemala, escenario de burla a la dignidad humana.