Néstor de Buen escribe sobre el día del terremoto de 1985 en México. Para él comenzó como un día cualquiera, pero: “Poco a poco me fui dando cuenta de la gravedad de la situación. Di una vuelta por Paseo de la Reforma para ver, de cerca, algunas cosas. Pero mi verdadera preocupación se produjo cuando supe que uno de los abogados del despacho, que vivía en uno de los edificios de Tlatelolco acompañado de su hermano, se había derrumbado con el edificio, desde un piso alto, por cierto. Afortunadamente fueron rescatados de los escombros y los pudimos localizar por la tarde en un hospital del Seguro Social.”
Diecinueve de septiembre