En 1987, Reagan postuló a Robert Bork a la Corte Suprema de los Estados Unidos. Bork era un juez de ideas conservadoras y extremadamente combativo, y fue esto lo que condujo a que el Senado no lo confirmara.
Emilio J. Cárdenas: “Las nominaciones políticas para las designaciones en los más altos tribunales de justicia de candidatos con visiones jurídicas extremas, como las de Bork (o, en nuestro medio [Argentina], la del doctor Eugenio Zaffaroni, de signo ideológico también intenso, aunque ciertamente contrario al de Robert Bork), no son, generalmente, las mejores. Así lo entendió el Senado de los Estados Unidos que, en el caso de Robert Bork, decidió privilegiar la moderación porque advirtió que la Corte Suprema no es un escenario para enfrentamientos y antagonismos entre magistrados con posiciones rígidas e irreconciliables desde el origen, sino un foro en el que el consenso ha de ser
en lo sustancial y más allá de las saludables diferencias de opiniones, disidencias y matices un objetivo posible.”
Robert Bork, un gran traspié de Reagan.