No sé ustedes, pero yo me siento plenamente identificado y reflejado con este
Retrato de una generación, la nacida entre 1965 y 1975: “Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años.
Entramos al colegio cuando aún existía Castilla la Vieja, cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso y el profesor te podía soltar una ostia; fuimos a la universidad con unas notas de corte del copón y con una masificación acojonante, pidiendo prórrogas en la mili y objetando. Somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT (gracias al PSOE) y a los que no les cuesta un duro echarnos del curro (gracias al PP). ”