Usar la inteligencia humana para mejorar la vida del hombre. No es una tontería. La moda lo demuestra: es, quizás, la mejor muestra de lo estúpidos que podemos llegar a ser; la prueba: los zapatos de tacón de aguja, los pantalones blancos, los bolígrafos gruesos…
Javier Cañada habla de la inteligencia ambiental: “El concepto “inteligencia ambiental” es un terreno fronterizo entre los últimos avances en computación ubicua y los nuevos conceptos de interacción inteligente entre usuario y máquina. En el terreno práctico, la inteligencia ambiental consiste en la creación de una serie de objetos de uso cotidiano con cualidades interactivas “suaves” y no intrusivas.”
Inteligencia ambiental: interacción sutil y elegante.