Alberto Míguez: “A nadie le ha sorprendido la dimisión de Abu Mazen y menos que a nadie, a Yaser Arafat, que la promovió con envidiable insistencia y feroz sectarismo desde el día en que su colaborador tomó posesión. Cuando Mazen intentó aplicar la llamada “Hoja de Ruta” (vaya palabreja) o itinerario para la paz, Arafat se dedicó desde el principio a obstaculizar sus esfuerzos, ponerle zancadillas y neutralizarlo. Años antes este viejo cocodrilo palestino había hecho lo mismo con el último gobierno laborista manejado por el dúo Barak-Ben Amí cuando éstos en Sharn El Cheik le ofrecieron más de lo que ningún Ejecutivo israelí hizo a cualquier líder palestino para salvar un proceso de paz que hacía aguas.”
El problema es Arafat.