Hay un programa en la televisión japonesa que va sobre “cualquier asalariado” que haya inventado algo valioso o trabajado en grandes obras de ingeniería. Al parecer, los japoneses ven este programa con una gran nostalgia, como si ya no fuera posible que los empleados de las grandes empresas tecnológicas pudieran aportar innovaciones como lo hicieron en el pasado. Norimitsu Onishi: “Las innovaciones tecnológicas son, invariablemente, fruto de la paciencia, la abnegación y la devoción obsesiva del asalariado común por el trabajo y la empresa. La expresión asalariado común evoca imágenes de un hombre totalmente entregado a su compañía. Cada invitado recuerda una época en que los valores eran incuestionables.” (¿Imaginan que en España se tuvieran en cuenta las opiniones de los empleados, o que éstos sintieran la suficiente lealtad a la empresa (la lealtad hay que ganársela) como para involucrarse en el trabajo como lo hicieron antes los japoneses.) “Se diría que antes la gente tenía más libertad
comenta Katsuya Kondo, un ingeniero en computación de 36 años. Nos hemos vuelto muy conservadores; por eso, todo se ha vuelto muy mediocre. Vivimos una era sin sueños. Envidio a quienes participan en Proyecto X .”
El Japón de ayer conmueve al Japón de hoy.