Hace unos días, el número de soldados norteamericanos muertos durante la posguerra superó al de la guerra. En EEUU, la opinión pública empieza a darse cuenta de que la cosa no va a ser tan fácil como se predijo.
José Javaloyes cita fragmentos de un discurso de Al Gore en la Universidad de Nueva York: “muchas de las impresiones que se transmitieron al pueblo americano (por sus dirigentes) resultan ser falsas, incluyendo que Saddam Hussein fue en parte responsable del 11 de septiembre; que Saddam estaba trabajando conjuntamente con Bin Laden y Al Qaeda; que Saddam estaba a punto de obtener armas nucleares y entregando gas venenoso y gérmenes mortales a los terroristas; que nuestros soldados serían recibidos con los brazos abiertos por los jubilosos iraquíes; y que, aunque el resto del mundo en su mayor parte se oponía a la guerra, después de la victoria correrían a apuntarse aportando grandes cantidades de tropas y de dinero. Desgraciadamente, todas y cada una de esas impresiones han resultado equivocadas. Ya sea en política exterior, en la economía y en el medio ambiente, el esquema que veo es el del manejo y selección de la evidencia por parte del Presidente. Parece perseguir políticas definidas antes que los hechos.”
Atrapados en el caos iraquí.