De entre los placeres a los que no quiero renunciar en mi vida están los bostezos. Me gusta bostezar, y además me sienta genial; la gente que me rodea suele recriminarme por la frecuencia y el ruido de mis bostezos, hasta ahora lo había atribuido a la puritita envidia que les daba, pero va a resultar que lo que acaban de demostrar Gordon Gallup y otros colegas de la Universidad Estatal de New York tiene su importancia en estas reacciones.
Los bostezos se contagian: “Hay bostezos particularmente contagiosos, y ninguno es peor que el acabado en un gemido de escala descendente, similar al ruido que hacen al alejarse los coches que van en sentido opuesto. Si encima el emisor cierra los ojos a la vez que la boca y se queda con cara de panoli, el contagio alcanza proporciones epidémicas”. No se priven y bostecen ¿ya les apetece?.
2003-08-22 14:57 AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!! ham!. ñam! ñam tengo unas ganas de morirme… para estar todo el día tumbada…
2003-08-22 21:22 Se podrían conseguir dineros de una galería vanguardista para hacer una performance de bostezos. Un señor pequeñito con bombín y bigotillo franquista podría ir tirando pequeños objetos en las bocas de aquellos del público que también bostezaran; pequeños objetos de oro, para tragar hoy y rescatar mañana.