Sigue sin pasar nada; ayer mismo nuestro futuro presidente Don Mariano Rajoy volvió a practicar la política del desparpajo atroz: miento a millones de personas que saben que estoy mintiendo y me quedo tan ancho: del fuel del Prestige
no se resintieron ni el turismo ni las playas. Vamos, que las playas están esplendorosas. Por eso acaban de retirarle la bandera azul a los arenales coruñeses; por eso las olas llegan negras a la costa asturiana; por eso siguen los pescadores vascos sin faenar. Y más, mucho más:
El Prestige y su lacra ecológica, de
Xavier Ezeizabarrena: “Pero el problema se presenta mucho más grave, según el reciente informe elaborado por universidades gallegas bajo la dirección de González-Laxe y se confirman en buena medida las peores expectativas de las flotas directamente afectadas. La recuperación completa y adecuada de los fondos marinos, elementos básicos de la cadena alimentaria del océano, puede tardar un mínimo de diez años, lo cual evidentemente puede provocar una directa incidencia en los ciclos biológicos marinos, así como, lógicamente, en las actividades pesqueras y extractivas. La mortandad directamente provocada por el vertido en las aves viene a situarse entre 250.000 y 300.000, con los consiguientes impactos directos e indirectos en el ecosistema general.”