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El precio de los libros

José María Álvarez de Lara intenta descubrir si los libros son caros o no: “Partimos de la premisa de que el libro constituye un valor intelectual que genera valor económico que puede ser, en parte, utilizado para generar de nuevo un valor intelectual en un ciclo permanente. El precio del libro tendría que poder reflejar este valor intelectual pero los elementos de valoración son difíciles de integrar.” Claro, el valor de un libro no depende sólo de su valor material. Y hay otras cosas que nunca se saben de antemano. La influencia que ese libro tendrá en la sociedad, por ejemplo. Así, los libros de texto (que todo el mundo considera caros) podrían considerarse los más baratos, ya que su función es enseñar los códigos que utilizamos para movernos en el mundo, son integradores. A la larga, las personas que no se integran en el sistema de códigos, nos cuestan mucho más. El precio de los libros.
Roger Colom | 19/08/2003 | Artículos | Mundo del Libro

Comentarios

  1. Josep Izquierdo
    2003-08-19 13:42 Recién llegado de un viaje turístico-librario a Londres, puedo confirmar que los libros son caros aquí, a orillas del Thames i me temo que en el Congo (probablemente allí más). Papá Mercado manda, y un producto que sólo interesa a un 10% de la población (aquellos que compran por lo menos un libro una vez al mes) tiene que ser caro. Sobre las razones por las cuales las adolescentes británicas leen novelas rosa en el metro y las españolas oyen los discos de OT en su discman en la misma situación, puede que convenga hablar otro día. Hablemos sobre los libros de texto ahora. Noble función la que les atribuyes, Roger. Sólo que no la cumplen: los libros de texto españoles (desconozco los del resto del mundo) estan construidos sobre una serie ininterrumpida de pies de foto. La argumentación, la ilustración verbal, brillan por su ausencia. Herederos del catecismo, no enseñan un método sino que imparten doctrina en forma de enunciados breves, poca letra y grande, esquemas y mapas conceptuales que ni el profesor es capaz de descifrar. Todo esto ocurre no tanto por militancia ideológica como por una errónea concepción de la accesibilidad para el tierno infante (¡pobrecito!) o el airado adolescente (¡que no me muerda!). Tantos planes de fomento de la lectura infantil y juvenil “pa qué, ¡pa cagála!”. La lectoescritura es un instrumento de trabajo y de conocimiento, no es un placer. Su adquisición, un trabajo arduo para profesor y alumno que debe comenzar con los libros de texto, repito, de texto, “et la reste est littérature…”
  2. Domenico
    2003-08-19 15:36 Josep, me temo que hay cierta contadicion en lo que escribes, cierto es que los libros de texto deben de enseñar y no aleccionar, dicho esto, habiendo sobrepasado con creces el conocimiento enciclopedico, la sintesis deberia de ser un arte, a la hora de enseñar, ya que es imposible un conocimiento global, en definitiva los libros no pueden ser un tocho. Otra cuestion es, el por que se hacen los libros como tu reflejas y no de otra forma y si estan bien hechos o no. El articulo me parece que no tiene fallo alguno en su analisis ni en su razonamiento, pero leyendolo se me ha ocurrido que si se hiciera el mismo analisis y estudio, de los discos, los resultados fueran bien distintos, siendo articulos semejantes en su creacion y mucho mas abundantes en su consumo, me temo.
  3. Roger Colom
    2003-08-19 23:28 En cuanto a libros de texto, creo que, en efecto estamos dejando a mucha gente fuera del sistema, lo que resultará carísimo en el futuro. En una generación. Si dejaran en mis manos una reforma educativa, que no va a ocurrir, yo eliminaría todas las asignaturas excepto leer-escribir y matemáticas. Lo demás, historia, filosofía, literatura, las ciencias, se podría incluir en el curriculum a modo de ejemplo. Y las especializaciones vendrían a partir del segundo año de universidad. No empiezo con mi reforma de las universidades porque no acabo nunca. Creo que ese curriculum que digo, que es bastante antiguo, tendría la función de enseñar al personal a pensar, a manejarse en el mundo conceptual, abstracto. Es algo que habría que matizar con ejemplos de la vida real, claro. Así, la exactitud que rige las matemáticas tendría que pasar por los matices de las ciencias, que son más bien aproximativas. Manejar los códigos, moverse entre conceptos, usar la imaginación: eso es lo importante. De ninguna forma podremos sobrevivir a la globalización si no somos competitivos en lo conceptual y en lo imaginativo, eso que cada vez más aporta valor añadido. Espero que nos convirtamos en un país de camareros y burócratas.

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