No creo en la publicidad. Matizo: no creo en la publicidad negativa: nadie se cree los bárbaros anuncios de accidentes de tráfico, ni se ve en el predicado de
El tabaco mata.
Javier Armentia escribe sobre este tipo de publicidad en la que el Estado se gasta millones de euros sin conseguir ningún resultado, y contra la que sicólogos y publicistas se rompen los cuernos buscando soluciones: “Los expertos han detectado en sus encuestas que los fumadores no acaban de creerse el mensaje no porque no llegue a estar probada científicamente la conexión del tabaquismo con el cáncer o las enfermedades vasculares, por ejemplo, sino porque dan poca fiabilidad a la fuente. El discurso viene a ser, “si ellos mismos ganan dinero con los impuestos del tabaco, ¿cómo creerles cuando dicen que no fumemos? ¿no es suya la ganancia?” [...] En el caso del tráfico, las preguntas podrían ser sobre el uso de las multas como recaudación encubierta, o el absurdo que supone tener cada vez coches más potentes y mejores carreteras y mantener las prohibiciones…”
Anuncios que no funcionarán.