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Las universidades, ¿son para el verano?

Hay una cosa en España que siempre me ha provocado iras y otros arranques a gritos: la educación universitaria. Es incomprensible un aula masificada; es imperdonable el estado de la investigación. Nadie sabe, ni quiere saber, lo que vale un título. Por lo devaluados, por la titulitis a ninguna parte. (Una vez vi anunciado un máster en peluquería; en mi última obra ofrecíamos un doctorado en uñas y pedicura por la Universidad Liberal Fernando VII: queríamos que fuera realista) Manuel Martín Ferrand se escandaliza (opino que con razón) con los cursillos de verano que en esta época proliferan como salmonelosis por mayonesa: “Si se mira con los ojos del rigor puede producir escándalo el capitulo presupuestario que se dedica a esas Universidades de verano. Especialmente si se considera la penuria que padecen las de invierno. Nuestras Universidades, salvo alguna honrosa y mínima excepción, andan mal de bibliotecas y laboratorios, sus departamentos carecen de recursos necesarios para una competente labor investigadora y el profesorado no nada en la abundancia.” Las universidades, ¿son para el verano?
Roger Colom | 13/08/2003 | Artículos | Educación

Comentarios

  1. Alfonso
    2003-08-13 11:40 Sin quitarle hierro a vuestras afirmaciones, creo que entre las muchas carencias que aquejan a la Universidad, una destaca de entre las demás con luz propia: la carencia de contenidos en los programas. He sido universitario y ahora trabajo en la empresa privada y puedo afirmar que la distancia entre las enseñanzas recibidas en la carrera y su aplicación práctica es abismal. Otros compañeros pertenecientes a diferentes ramas opinan prácticamente lo mismo. Entre asignaturas relativas a “Historias” (de todo tipo: de la Filosofía, del Derecho, de la Economía, ...) y las muchas Teorías o doctrinas que pueblan el resto no conseguimos fabricar ni un solo mes útil en el mundo laboral. Mi pregunta es ¿por qué tanto derroche inútil de recursos? Cinco años de tu vida, instalaciones, profesorado, electricidad, personal contratado, ... para transmitirnos conocimientos vacíos, sin contenido. Tú has hecho refernecia a la epidemia de los másters que nos asola. Hay que comprender que estos cursos de postgrado tan solo intentan paliar los muy evidentes defectos de la Universidad. Y algunos lo consiguen parcialmente. Entonces, ¿por qué no establecen las autoridades tres o cinco años de Master en lugar de largas, aburridas e improductivas carreras?
  2. Domenico
    2003-08-13 12:22 De todo hay, carreras como medicina o industriales, estan bien consideradas fuera de nuestras fronteras, las de humanidades son lo que son, salvo derecho, que como tiene aplicacion practica no sirve para nada. En informatica por ejemplo, atiborran al personal con interminables asignaturas de matematicas que denominan de muy variadas formas y que al final, solo sirven para demostrar tus habilidades como…... no se me ocurre, alguna idea?
  3. Marcos Taracido
    2003-08-13 12:31 Quizás el problema sea el de los objetivos: ¿qué objetivo persigue la carrera de Filología? Caducado el prodesse puro, el placer de la sabiduría, ahora hacer una carrera tiene que llevar a algún sitio. Mayoritariamente, las de filología llevan a la docencia (en la práctica, la mayor parte de los licenciados en folología son dependientes de ropa o de supermercado) y durante la carrera no hay no ya sólo un programa dirigido hacia eso, sino que no se imparte ni una sóla asignatura o procedimiento que enseñe a enseñar. En mi opinión, el problema radica ahí: los universitarios son los que enseñarán a los siguientes universitarios y cuando terminan la carrera saben de docencia tanto como de vender pantalones. Y claro, es más fácil que te contraten para vender pantalones. Saludos.
  4. Maya
    2003-08-13 15:21 Me parece que los comentarios han redirigido la crítica de Roger hacia un lugar que, creo, no era el pretendido por el comentario y que, desde luego, no comparto. No es la practicidad de las asignaturas ni el número de créditos cuyos conocimientos son directamente aplicables en “la oficina” lo que determina la falta de calidad de nuestra enseñanza universitaria. Creo entender que el post hacía referencia, sobre todo, a la (in)competencia de la labor investigadora, punto que no suelen criticar (ni comprender su importancia) las personas que critican la falta de enfoque práctico de los estudios universitarios. Casi diría que las quejas de los universitarios y jóvenes profesionales españoles por el “tiempo perdido” en asignaturas teóricas es la medida del fracaso de nuestro sistema académico superior. Nos muestra cómo los jóvenes licienciados no sólo carecen (carecemos) de una preparación universitaria o académica (formal/teórica), sino que la desprecian. Además, para colmo y según intuimos por sus propias quejas, también carecemos de preparación técnica. Un desastre sin fácil solución…. Quizá hay que aceptar lo hecho con la Universidad, rebajar aún más el nivel (y los presupuestos, claro) de las carreras universitarias y dotarlas del contenido práctico que echan de menos sus usuarios apresurados por la titulitis y obligados a una formación universitaria que no les interesa por la falta de una educación técnico-práctica decente y el caféparatodos. Y buscar lo que otros echamos de menos en la Universidad (calidad del profesorado, investigación, presencia internacional) en terceros ciclos con los numerus muy muy clausus… No?
  5. Domenico
    2003-08-13 15:58 Una buena educacion es muy importante, si bien no creo que sea la universidad el lugar mas adecuado a tal fin. Podemos convertir los estudios universitarios en entelequias mas alejadas, aun, de la realidad, pero eso no creo que mejore la calidad de nuestros profesionales, por que no olvidemos que el fin ultimo de la universidad es formar buenos profesionales no otras cosas. La funcion de la universidad, hoy dia, debe ser la de satisfacer las necesidades de profesionales cualificados de un pais. Las funciones de investigacion que son una herencia de otra universidad que no es la de hoy dia, puede y debe de estar en otras manos, como fundaciones, institutos y demas entidades al efecto, ejemplo claro en España I.N.T.A.
  6. Marcos Taracido
    2003-08-13 18:47 Maya: En mi crítica al sistema universitario va implícito el asunto a la investigación, pero reconozco que no claramente. El problema es ese precisamente: que los profesores universitarios, en general, ven la docencia como una lacra que tienen que pagar para poder investigar. Si a eso le sumas que la investigación en España se ve casi como un divertimento para cerebritos, pues ya tienes la ecuación completa: investigación precaria para los mismo licenciados que enseñan su asignatura malamente. Saludos.
  7. Roger Colom
    2003-08-13 21:09 He estudiado y trabajado en universidades de tres países y averiguado cómo enfocan otros la educación universitaria y lo que he entendido es que en todos menos en este se entiende esa educación como un proceso de enseñar a pensar: como arquitecto, como ingeniero, como comerciante o como médico. En las humanidades la idea es la misma: proporcionar un forma de pensamiento que valga para moverse por el mundo; conocí a muchos licenciados en filología que eran contratados por multinacionales en lugar de licenciados en empresariales porque precisamente lo que sabían era entender como piensan los demás; un cursillo de contabilidad lo hace cualquiera. Así, la cantidad de información que se adquiere en la universidad no es tan importante como saber cómo y dónde se consigue esa información. Y después, qué hacer con ella. Lo que me horroriza del sistema español es que en él se cree que la información lo es todo; así, el alumnado está todo el día tomando apuntes, luego los memoriza y los repite (que para eso hay muñecos) en el examen. Pero no ha aprendido a escuchar, ni a pensar de una forma determinada. No ha aprendido a crear un modelo a partir de un montón de información dispersa, ni a averiguar las cosas por si mismo. En otras palabras, el alumnado no ha aprendido a crecer y a entender las cosas por su propia cuenta. Y eso es peligrosísimo, tanto para la industria como para la democracia. Una de las palabras de moda en los últimos tiempos es “adaptabilidad”, que no significa otra cosa que poder ver las cosas desde distintos puntos de vista y actuar según el que más convenga en ese momento. En España se enseña con rigidez a ser rígido (conozco ejemplos de lo contrario pero son pocos y no se exportan al resto de su departamento). Así, para trabajar en una empresa a nivel ejecutivo (medio o bajo) se contrata a alguien de empresariales, cuando existe la gran probabilidad de que alguien de historia o de filosofía pudiera hacer el mismo trabajo con mayor soltura. Cuando licenciados norteamericanos acuden a entrevistas de trabajo en multinacionales, a estas les interesan dos cosas: que sepan leer y escribir (averiguar que piensan los demás y saber expresar lo que piensa uno), y la experiencia extracurricular que éstos puedan tener; los aspectos más específicos del trabajo en cuestión ya los enseñarán las empresas. Con lo de los másters que pongo en la nota, me río porque en otros países un máster puede costar uno o dos años de sudor, lágrimas y duro trabajo académico. Es un paso más en el camino de la especialización de un doctorado. En ningún momento se trata de un cursillo que se haga en el tiempo libre y durante unos cuantos fines de semana. Licenciado, maestro y doctor son títulos que en algunos sistemas todavía marcan niveles de conocimiento y de especialización académicos.
  8. Monica Garcia Quesada
    2003-08-13 23:55 Roger: Amén. Se puede decir más alto, pero no más claro.
  9. Josep Izquierdo
    2003-08-14 22:54 Creo que los elementos fundamentales para el debate ya han sido expuestos en los comentarios anteriores, así que simplemente insisto en lo ya dicho por otros: La raiz del problema está en los estudios primarios y secundarios. La incapacidad de la universidad española para ver más allá de su propio excremento (es decir, de la finalidad de sus estudios) y para intervenir sobre la realidad que la rodea lo agravan, desde luego. Como apuntaba Maya, la falta de una educación media-superior técnico-práctica de calidad hace que lleguen a la universidad manadas de estudiantes en busca de algo parecido al funcionariado: una garantia de trabajo bien remunerado. Un enfoque de este estilo para el primer grado de la enseñanza universitaria solucionaria bastantes problemas: dos cursos bien aprovechados bastan para proporcionar compentencia laboral suficiente, completada con la formación en la empresa; y esto vale tanto para ciencias como para humanidades. A partir de aquí el corte deberia ser brutal: habria que demostrar capacidad de estudio y pasión por el conocimiento para seguir. Los profesores universitarios se quejan con frecuencia del nivel de los estudiantes de primer curso. Con razón. Pero son incapaces de demandar con energia reformas educativas realmente eficaces, que no dependen tanto de los planes de estudio como de las circunstancias de este: carencia de medios y de formación del profesorado, y aulas masificadas. Volvemos atrás a una velocidad que horripila: Yo pensava que las aulas con más de treinta alumnos en este país estaban desterradas desde la introducción de la logse (sí, he pronunciado el nombre maldito), pero mi cuñada me comunica que en las comarcas de Barcelona ya pasan de los cuarenta! No hay plan de estudios, ni profesor, que pueda con eso. La solución se llama dinero, y el medio un compromiso nacional por la educación primaria y secundaria que incremente el presupuesto en educación por encima de la media europea. Marcos da en el clavo de uno de los problemas específicos de la enseñanza universitaria: el menosprecio de la labor docente, que en la mayoria de casos no oculta sino incapacidad. El placer/pasión por la sabiduria incluye necesariamente el placer/pasión por su difusión. La teologia ya lo decía: “bonum est difusivum sui”, lo bueno se autoexpande. La pasión por el conocimiento y su difusión es una de las grandes ausentes de nuestra vida universitaria, salvo honorables excepciones. A un amigo mio que optaba a una plaza de titular universitario se le ocurrió basar la defensa de su currículum docente e investigador en la pasión: ni decir tiene que le dieron la plaza a otro, por si esa enfermedad resultava contagiosa. Aprender a pensar. Enseñar a pensar. Siempre he dicho a mis alumnos que la información está en los libros, pero el método no. Creo que queremos decir lo mismo, Roger.

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