Existe la creencia interesada de que la corrupción es propia y casi exclusiva de los países pobres cuyos gobiernos se aprovechan de la ignorancia y la falta de recursos del pueblo para enriquecerse ilegalmente. Xavier Caño Tamayo asegura que hay múltiples casos recientes que prueban el altísimo nivel de corrupción de las democracias modernas —Eurostat, Enron, World Com…— y, pienso yo, esa es sin duda la mayor lacra de la que habrá que zafarse para recrear la democracia: “Neoliberalismo económico es secreto bancario, paraísos fiscales y falta de control de capitales. Y eso es servir la corrupción en bandeja. ¿Todo es corrupción? ¿Incluso en la vieja Europa? En absoluto. A pesar del escándalo Eurostat, es de Europa de donde surge también la respuesta: la acción decidida de entidades y organizaciones cívicas que apuestan por un mundo posible más justo y decente en el que las personas y no los beneficios sean lo primordial.” La corrupción en los países enriquecidos del norte.