“La civilización nipona no siempre ha tenido ese halo de sociedad educada y responsable”. Luis Peraza Parga recuerda el código del honor de los antiguos Samuráis, la técnica suicida de los aviones camicaces y sobre todo la esclavitud sexual de las mujeres asiáticas por parte de las tropas japonesas – reconocido como crimen de lesa humanidad, en el artículo 7.1.g del Estatuto de Roma- como las heridas abiertas de la democracia Japonesa. En Japón y los Derechos Humanos el autor recupera de una conferencia de Kentaro Serita, la viabilidad de iniciar un proceso de promoción de los Derechos Humanos en Asia Oriental liderado por Japón, si previamente éste resuelve el crimen contra la humanidad mencionado. Como trasfondo del artículo está el alto coste que según el profesor Serita significó la Constitución Japonesa de 1946, impuesta por Estados Unidos, al igual que se pretende hacer en Irak.