Hace muchos años un amigo me regaló Watchmen, una
novela en formato de cómic de Alan Moore que narra la decadencia de una serie de superhéroes en una sociedad que ya no los admira. La historia es una maravilla, compleja y divertida. En una nefasta decisión se la dejé a alguien y nunca más volví a verla: desde entonces no dejo nada valioso a nadie. Prefiero comprárselo y regalárselo. Años después lo compré en Manchester, pero apenas he podido volver a disfrutarlo porque el inglés del original es harto complicado para mí. En
Viaje al lado oscuro del cómic Andrés Padilla reseña la obra de Alan Moore: “Alan Moore no siente aprensión ante los asuntos delicados. «El cómic sigue siendo un medio bastante libre», comentó al publicar From Hell. En esa larga y documentadísima novela gráfica acusa directamente a la reina Victoria y a su médico personal del asesinato de las cinco prostitutas de Whitechapel y además explora el carácter de mito misógino que tienen estos crímenes. El asesino, un masón y erudito en historia, quería, según Moore, establecer las bases de una reacción definitiva de los supremacistas masculinos. El doctor William Gull, dibujado a trazos sombríos y grotescos por Eddie Campbell, vendría a ser «el comienzo de la modernidad en cuestión de odio a las mujeres».”