“Yo conocí esta aldea de labriegos sencillos en tiempos más apacibles, y aprendí a penetrar los secretos de lo que semejante auto denominación entrañaba, una manera de alzar una pared engañosa que despistara a los extraños y alejara las perturbaciones; una pared virtual a través de la que tantos centroamericanos pasamos, sin embargo. Era la Centroamérica de cementerios clandestinos, y San José el refugio para centenares de exiliados, muchos de ellos intelectuales, artistas y escritores. Me atrevo a asegurar que sin aquel mecanismo, mucha de la cultura centroamericana no existiría, porque se hizo desde San José, detrás de la pared protectora.” Sobre San José y Costa Rica, adónde
Sergio Ramírez vuelve después de algunos años.
Labriegos sencillos.