En Argentina se ha derogado el decreto que permitía que los torturadores y asesinos del anterior régimen dictatorial se paseasen impunemente por la calle. Ahora irán a la cárcel, y aunque seguramente muchos de ellos saldrán pronto y vivirán bien, sus víctimas tendrán la relativa satisfacción de ver que al menos ser reconoce oficialmente que son criminales.
Andres Oppenhaimer pide el mismo trato para todos los dictadores y centra su atención en Fidel Castro, a quién los mismos que celebran el encierro de los torturadores alabaron recientemente en una visita a Argentina: “Al igual que los generales argentinos, Castro ordenó ‘’ejecuciones sumarias masivas, sin ningún tipo de juicios’’ en la década de 1960, sin contar con las más recientes, dijo Vivanco. Debería ser juzgado en el exterior, como lo fue el ex líder yugoslavo Slobodan Milosevic cuando todavía estaba en el poder, agregó.” Y tanto otros.
Juzguemos a los dictadores, pero a todos.
2003-07-29 17:42 Es proverbial la aversión maniática que el señor Oppenheimer tiene a todo lo que huela a izquierdismo (democrático o no) en el contexto latinoamericano. Sólo comparable con la obsesión de la señora Sansebastián por el nacionalismo, aunque ésta sea algo más justificable. Saludos.