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Trabajadores migrantes: tratado global

Tras trece años de espera finalmente se han conseguido los 20 países necesarios para que la ONU pudiese aprobar la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias: “La convención busca apoyar al trabajador migratorio y a su familia desde el momento en que prepara el viaje, cuando está en tránsito, hasta que llega a su lugar de destino o cuando es deportado. Señala que todos los países deben respetar al migrante laboral otorgándole los mismos derechos que sus ciudadanos, reconociéndoles personería jurídica, libertad de tránsito, derecho a trabajar, a la salud, hasta sus derechos políticos, como es el acceso al voto. En una palabra, tratarlos como seres humanos trabajadores, no como delincuentes.” Con la deriva que toma la situación internacional esta protección y apoyo se ve imprescindible por la importancia que va a cobrar la migración en el panorama internacional. Claro está que la oposición es fuerte: ya Haroldo Shetemul anuncia en su artículo la oposición de los Estados Unidos. Trabajadores migrantes: tratado global.
Marcos Taracido | 22/07/2003 | Artículos | Derechos Humanos

Comentarios

  1. Domenico
    2003-07-22 13:44 Mi casa siempre esta abierta para mis amigos, incluso para mis vecinos, incluso muchas veces soy yo quien los llama para que vengan, a comer o a cenar, alguna vez tambien para que me hechen una mano para hacer algun trabajillo, pintar por ejemplo. Claro que mis amigos tienen buenas costumbres, por algo son mis amigos y llaman antes de venir y de vez en cuando traen una botella de vino, que yo agradezco. Si alguno de mis amigos llegara de imprevisto y se presentara con las maletas en la puerta, sin avisar, para pasar un fin de semana, no me haria ninguna gracia, por que yo puedo tener otros planes, asi y todo si es una urgencia, no hay problema, pero claro no es para tomar por costumbre. No hace mucho acogi a unos checos, que estaban haciendo el Camino de Santiago y les habian cerrado el alberge y les di de cenar y charlamos amigablemente y agradeci la oportunidad de conocer gentes de otros paises con distintas culturas y diferentes formas de pensar. De todas formas mi casa aunque muy acogedora, no quisiera que se convirtiera en una pension gratuita a la que cualquiera se considerara con derecho de llegar en cualquier momento con cualquier intencion y sin darme mas opcion que asentir.
  2. El Contradictor
    2003-07-22 20:39 Un famoso cantautor galáctico ya en desuso lo cantó allá por los años de la sequía: mi casa es vuestra casa, si es que hay casa de alguno. Posteriores estudios cabalísticos y hermenéuticos han desvelado el significado verdadero de estas palabras. Actualmente, emigran los que pueden, los que quieren y los que no tienen más remedio. Los unos, asalariados vacacionales, profesionales liberados o empresarios generativos, utilizan el sentido de la migración de modo transitorio, temporal, con billete de ida y vuelta, organizado en grupos heterogéneos que realizan actividades consideradas como normales: turismo cultural o sexual, venta de caramelos con palo, implantación de marketing tecnológico, etc. En general, y salvo algunas llamativas excepciones, observan intachables normas de urbanidad y suelen ser acogidos de forma civilizada por los visitados en el fondo asalariados, profesionales y empresarios como ellos que les despiden hasta la próxima migración con gestos esperanzados. Los otros, los segundos, emigran por diversos motivos, algunos de ellos innombrables e incluso indescifrables, pero emigran principalmente porque les sale de los huevos. Nada ni nadie –gobiernos, organismos internacionales, etc- consigue regular como dios manda estos flujos migratorios debidos, en la mayoría de los casos, a estados de ánimo expansionistas. De lo que tratan estas migraciones es de convencer al prójimo de lo equivocado de su elección y de lo conveniente que resultaría, al amanecer, una democracia conservadora. También entran en juego, en este proceso permutativo, los recursos naturales, la fast food y el comercio de fundamentalismos agresivos. A fin de cuentas, piensan estos emigrantes, todos podemos abrir una oficina de ‘consulting’ en el territorio anexionado. Los terceros, los que no tienen más remedio, emigran porque se están muriendo de hambre pero también, no nos equivoquemos, porque quieren un automóvil y una rubia como la que observan a diario gracias a la antena parabólica. A veces, unos y otros, emigrantes todos a fin de cuentas, llegan hasta nuestra casa –principalmente estos últimos- y esperan que les tratemos como a seres humanos. Pero claro, esta obligación de los seres humanos (comportarse como tales) también está sujeta al juego de probabilidades migratorias y a veces desaparece en el flujo y reflujo de voluntades encontradas, de espíritus contradictorios, de elementos en conflicto, iniciando una nueva migración plagada de interrogantes, un intenso viaje, un camino imprevisto de regreso a la Sima de los Huesos.

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