László Erdélyi: “En una celda de una cárcel de Utah, a treinta kilómetros de Salt Lake City, está alojado Mark Hofmann, uno de los grandes falsificadores de documentos de la historia, o quizá el más grande. Una de sus obras cumbres fue un poema de Emily Dickinson fechado en 1871, rematado como bueno en 1997 en la prestigiosa casa Sothebys, cuando Hofmann ya estaba preso por estafa y doble homicidio. El coleccionista de libros infantiles Mark Hofmann había falsificado, a lo largo de muchos años, más de un millar de documentos sobre figuras importantes como George Washington, Walt Whitman, Abraham Lincoln o Daniel Boone.” Hoffman llegó también a matar a dos personas a las que debía dinero. Una historia truculenta:
La poeta y el asesino.