La frase que cito más abajo tiene que ver con la libertad de cambiarse de un fondo de inversión a otro sin pasar por Hacienda. Pero como soy un paranoico, alcanzo a ver que esa definición de libertad vale lo mismo para ejercerla que para no ejercerla. En cuanto hablamos de riesgo, nos volvemos conservadores. Siempre hay que recordar que el riesgo implica más trabajo. El riesgo es el hermano gemelo de la innovación (que también se podría llamar diferenciación).
Alfonso Gil: “Ejerza su libertad definiendo con honestidad y rigor para qué ahorra y, en función de eso, qué riesgos está dispuesto a asumir, entendiendo por riesgo aquel asociado a sus objetivos personales, el que usted entiende y siente como tal. Ejerza su libertad exigiendo la información necesaria para tomar sus decisiones y dedique tiempo a comparar la que le proporcionan unos y otros. El ejercicio de esta libertad estrenada pone en manos del ahorrador la llave para hacer el mercado más competitivo en el mejor de los sentidos. No se encadene.”
Problemas de libertad.
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En los sistemas de comunicación, la diferencia es lo que permite que las cosas cobren sentido. Pero la diferencia absoluta puede ser puro ruido. La diferencia tiene que marcar una diferencia. El riesgo está en ese paso. Y el resultado es la innovación, digamos, duradera, que sirve para algo.
Los discursos sobre la libertad, algunos económicos, otros científicos, otros sociales, otros personales, siempre se cruzan, siempre se alimentan entre sí. Por eso hago esta breve comparación entre una libertad más o menos anodina (cambiar de fondo de inversión), con otra que puede ser algo más, la libertad de pensar cosas diferentes y llevarlas adelante, hacia lo real.