La industria textil catalana empezó a desaparecer en los años ochenta, cuando el diseño español cobraba prestigio; muchas empresas del sector (hoy desaparecidas) decidieron que no invertirían en las nuevas ideas. Hoy vuelven a encontrarse ante una amenaza-oportunidad similar, crear o desaparecer.
Juan Carlos Girauta:”La mayoría de agentes siempre interpreta las nuevas condiciones como amenazas; hacer lo contrario es lo que distingue al emprendedor. En el mundo de la moda existe una vía evidente para jugar sin miedo. No es la de Inditex, único en su especie, sino la que acertadamente siguen centenares de firmas europeas y americanas. Armani, Prada o Dolce&Gabbana no ven ningún peligro amarillo. Pero para alcanzar ese punto, primero hay que renunciar a la filosofía del incrementalismo, que se obsesiona con los costes, se centra exclusivamente en la producción e ignora los cambios en los mercados. Se trata de dejar de pensar como nuestros abuelos, asomarse al mundo, crear marcas y dotarlas de valores intangibles que fidelicen a los clientes y justifiquen altos márgenes. Los empresarios catalanes de la confección deberían mirarse en los espejos italiano y gallego. Son muy libres de seguir añorando paraísos proteccionistas (el franquismo fue ese paraíso, aunque no lo reconozcan), pero los contribuyentes no tenemos por qué financiar la aversión al cambio y la resistencia al aprendizaje.”
El textil tiene mucha tela.