Hace años, en mi casa de EEUU, me desperté una noche para encontrarme la habitación llena de cucarachas. Era un edificio viejo en el centro de la ciudad. Al arreglar la caldera de la calefacción habían roto un nido y las cucarachas se esparcieron por todo el edificio. Los inquilinos nos plantamos y le dimos al dueño dos opciones: o llamaba él a un fumigador o llamábamos nosotros a un inspector municipal de sanidad. En el segundo caso, lo más probable es que el edificio hubiera sido clausurado y hubiésemos perdido todos. Se optó por la primera.
Pilar Cernuda se queja de que ahora las acusaciones de corrupción salen por todas partes: “Corruptos los ha habido siempre y alguno habrá por ahí que se hace de oro. Pero hemos entrado en una guerra de indicios y rumores que echa para atrás y deja a la clase política, injustamente, a los pies de los caballos. Esto ya hiede.” La fumigación acabó con el problema.
Dossiers.