Quizás sea un efecto ilusorio provocado por la novedad radical que supone la interconexión, la instantaneidad en las comunicaciones, la ubicuidad y el hecho de poder acceder a la mayor biblioteca de la historia con unos cuantos clics, pero lo cierto es que la internet y la tecnología en general está haciendo crecer las esperanzas de un nuevo humanismo. Estamos más cerca que nunca de ese paradigma metafísico que quisiera pensar que el hombre es un cerebro en millones de cuerpos.
Pablo Mora, optimista recalcitrate, cree firmemente en este nuevo advenimiento y, por lo tanto, cree en el hombre:
Proyección del humanismo tecnológico: “Por todo ello, es necesario plantearse un nuevo paradigma educativo. Toda la sociedad en cuanto atañe a la educación se ha de proponer una mirada a largo plazo, de cambio de paradigma, en cuanto supervivencia del modelo de nueva sociedad que se está gestando. Paradigma que en mucho ha de fincar los saberes, el nivel político-ideológico, [...] y toda otra transformación posible, integral y consensuada, en el humanismo tecnológico, en cuanto línea maestra capaz de estructurar el porvenir de una sociedad volcada hacia el futuro, hacia las fronteras del posible con miras a una reconstrucción o edificación histórica, donde verdad y praxis liberadora sean razón del tiempo y tiempo de la razón.”