Como crecí y aprendí a hacer negocios en él, el turismo, como industria, como fenómeno, siempre me interesa. En los últimos años, los beneficios del turismo han ido cayendo, aunque lentamente. Un editorial en
Cinco Días dice que “dos amenazas se ciernen hoy sobre el turismo. Primero, el estancamiento de los ingresos, que deteriora las cuentas del sector exterior vía aumento del déficit corriente y repercute en los márgenes de la industria hotelera que, ahora sí, está haciendo un esfuerzo para moderar los precios. Y, segundo, la dependencia del mercado británico, único de los grandes emisores que ha crecido, con el riesgo de que la fortaleza del euro pueda provocar una pérdida de competitividad vía precio de la oferta de España.” Se me ocurre que se nos hará tarde para pensar en un nuevo modelo de negocio: el ideal traería a menos turistas y más dinero. Pero el sistema es así. Cuando se pierde competitividad en el negocio masivo, hay que encontrar nichos de calidad, vivir de lo diferente.
El turismo afloja.