Umberto Eco critica la argumentación maniquéa y poco sostenible que los partidarios de invadir Irak manjaban a su favor: “Después se dijo que quienes estaban en contra de la política de Bush eran anti-americanos viscerales, como si estar en contra de la política de Berlusconi significara odiar Italia. Nunca tan al contrario. Finalmente, aun cuando no todos fueron tan caraduras, muchos insinuaron que quien marchaba por la paz apoyaba la dictadura, el terrorismo y seguramente la trata de blancas. Paciencia. Pero los síntomas más interesantes emergieron después de que la guerra en Irak fue, al menos formalmente, ganada. Veamos: comenzaron diciendo triunfalmente frente a todas las pantallas que quien hablaba de paz estaba equivocado. Buen argumento. ¿Quién dijo que quien gana una guerra tenía buenas razones para hacerla? Aníbal venció a los romanos porque tenía los elefantes, que eran los misiles inteligentes de la época.”
El balde y el agua sucia.