La premisa de
¿Por qué se oponen los intelectuales al capitalismo? es que los intelectuales se oponen al capitalismo; aceptemos que es mayoritariamente así y que se pueda formular así en términos generales, aparcando los muchos matices que cabrían. A partir de ahí,
Robert Nozick elabora un sucinto panorama de razones, causas y posibles motivaciones, descartando las más obvias y simples (beneficio personal) y elaborando una más compleja: la culpa la tiene la escuela: “En una sociedad capitalista abierta, los alumnos no se resignan pronto a que se limite su progreso y su movilidad social; la sociedad parece anunciar que los más capacitados y valiosos llegarán a lo más alto, sus escuelas ya han transmitido a los que tienen más talento el mensaje de que son valiosísimos y que merecen las mayores recompensas, y después estos mismos alumnos con el más alto estímulo y las mayores expectativas ven a otros compañeros suyos, de quienes saben que son y a quienes consideraron menos meritorios, subir más alto que ellos mismos, recibiendo las mejores recompensas a las que ellos mismos se consideraban con derecho. ¿Es extraño que sientan animadversión por esa sociedad?”