Hace falta en España un periódico auténticamente independiente. Independiente en todos los sentidos: de poderes económicos, de gobiernos, de intereses ideológicos e incluso de sí mismo.
Pedro de Alzaga resume lo ocurrido con El Mundo y su intento de callar la boca a sus redactores que acaba de concluir con una sentencia judicial en contra del diario: “En cualquier caso, la sentencia parece incluir un poderoso mensaje para quien quiera escucharlo: En lugar de intentar acallar las voces críticas en las redacciones, los directivos de los medios de comunicación deberían luchar por algo mucho más importante, algo consustancial al periodismo y que ha sido sistemáticamente machacado en los últimos años. Me refiero al debate, esa práctica que además de provocar acaloradas discusiones en las reuniones de redacción, consigue que al día siguiente la información que contiene un periódico sea más completa, más plural y más honesta.”
Cuando la crítica se convierte en delito.